Ese día…
Tristeza, lástima, encierro, angustia, sentí tras caminar como si no tuviera rumbo. Aunque la compañía era buena, la música hermosa mi cuerpo no lograba estar ahí; quería escaparse, salir corriendo… -una y otra vez!! – me preguntaba, otra vez, otra vez? Hasta cuándo?, mi alma se sentirá perdida.
Tras dar tantas vueltas y vueltas busqué en las ropas un vestido seductor, para ver si la vida se despierta ante mí, pero creí que era demasiado y me coloqué un lienzo rojo para cubrirme del dolor que ella pudiera causarme. Y no hubo ningún momento que no quisiera llorar desconsoladamente, pero tras respirar hondo lo pude controlar; hasta que encontré una máscara y fue allí donde, sentí como un vaso desbordándose, solté la angustia y mi cuerpo comenzó a aflojarse, como algo mágico… esa letra de fondo hizo que te extrañara amor y volviera a creer en todo lo que me rodea y a valorar todo lo que tengo…
Pero sé que la búsqueda no termina y no hay máscara ni ropaje que nos pueda apartar de la realidad sino un gran espíritu y voluntad de afrontarla, buscando amor y pidiendo ayuda.
Alejandra
miércoles, 10 de junio de 2009
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